MI VIAJE

De alguna manera puedo decir que MI VIAJE comenzó a mis 35 años. Entonces estaba casada, tenía un bebé de un año y me habían ascendido a la Dirección de Marketing de una multinacional. El nacimiento de mi hijo fue EL GRAN DETONANTE. Recuerdo que me cambió la vida porque fue a través de su llegada que comencé a mirarme de frente a mí misma. Yo sabía lo que tenía para darle, tenía una inmensa claridad sobre lo que tenía para entregarle a él. «Sé libre, encuentra tu camino, busca DENTRO lo que es importante para ti y transítalo, sé lo que quieras y sientas ser, desarrolla tu potencial y ponlo a funcionar en aquello que ames y que te haga inmensamente feliz». Tenía tanta claridad en que era ESO lo que yo tenía para darle…. y a la vez, ¿cómo iba a dárselo si yo misma no lo estaba haciendo en mi propia vida? Poco después llegó el divorcio (el único cambio y decisión que vino «DE FUERA» y no elegí por mí misma, siendo un regalo inmensamente necesario y que hoy agradezco). Mis cimientos se tambalearon como nunca antes. Ahí empezó un viaje introspectivo de indagación para un año después tomar la decisión de dejar mi puesto en la empresa e «irme a casa a pensar«. Sí, no tenía claridad sobre «QUÉ», no veía «QUÉ», pero si de algo estaba segura es que, en mi caso, ese «QUÉ» no llegaría si me quedaba donde estaba. El día que entré al despacho de mi jefe a decir que me marchaba fue uno de esos momentos inolvidables de mi vida.  Se abría un abismo incierto ante mí pero sabía DENTRO que tenía que dar el paso. Mi BRÚJULA INTERNA me conducía indefectiblemente hacia ahí. Fue potente y desafiaba toda lógica. Me sentía inmensamente valorada y cuidada en la empresa. Dejar aquello es hasta la fecha, lo más difícil que he hecho, el paso más vertiginoso, necesario, determinante y del que más orgullosa me siento y que permitió que todo lo posterior pudiera darse. Mi PRIMER PASO no fue una CURVA, fue un BARRANCO en toda regla. (Gracias Fran y Magda por acompañarme ese día tan especial para mí y brindar junt@s.)

Pero aún no estaba lista, algo DENTRO aún tenía que afianzarse y meses después me incorporé a otro proyecto empresarial que sencillamente se cayó por su propio peso. Durante el año que duró esa experiencia yo simplemente me enfermé. Físicamente me deterioraba a pasos agigantados y  por primera vez en mi vida temí el no poder sostener físicamente las rutinas del día a día, la casa, el trabajo, el niño, y sin mi familia cerca. Sufría episodios de migrañas y vértigos que me obligaban a estar días en cama y sentía que la mente «no me funcionaba» siendo mi «super herramienta» y lo que «me daba de comer«. Es como si un atleta corredor olímpico que sabe que puede correr sprints y maratones, que conoce sus piernas y su potencial no pudiera ni ponerse de pie y dar dos pasos. No había razón médica aparente. Una experiencia realmente fuerte, que me llevó a sentir profundamente vulnerable e indefensa. Y ahí llegó lo que yo llamo el momento en el que «SOLO HAY UNA DIRECCIÓN Y ES  HACIA DELANTE». Dejé el mundo de la empresa. Nunca más volví a dar marcha atrás.

Ahí comenzó una nueva fase de mi viaje. Me restablecí físicamente prácticamente de forma inmediata. Otra cosa fue la gestión del universo interno, miedos, mente y emociones. Me sentía pequeña y «en bragas«. Y vamos, que yo misma me había llevado a ese punto, esto es, «no había a quién responsabilizar» más allá de mí misma, (y aunque hoy solo puedo decirme «Gracias, gracias por haber sido valiente, por haberte atrevido y haberte permitido este viaje que hoy te ha traído hasta aquí») entonces fue muy duro, sabiendo que no podía en ningún caso sentirme «víctima» de nada ni de nadie, sino solo hacerme RESPONSABLE en COHERENCIA de mis decisiones y CONFIAR, CONFIAR Y CONFIAR en mí misma y en el proceso. Me había desprendido de aquello a través de lo que me daba valor hasta entonces, «trabajo, cargo, sueldo, equipo….». Y me sentía en la HABITACIÓN SIN PUERTAS, en la que todo está oscuro y no se vislumbra salida. Sincrónicamente comenzaron a aparecer las personas adecuadas para acompañarme en mi tránsito, primero alguien que me tocó en esencia (Gracias Rosana) y luego mis COMPAÑERAS DE VIAJE, (Gracias Marina, Marga por caminar a mi lado cada día más allá del tiempo y la distancia). Y empecé a entender y sentir DENTRO que todo estaba bien, que estaba en el tránsito de descubrimiento de mí misma y que debía  encontrar DENTRO «mi propia verdad». Y llegó la integración del entendimiento de que «la NADA» además de un abismo insondable también ES EL CENTRO DE TODAS LAS POSIBILIDADES.

La diferencia más reseñable del antes y el después de aquel momento es que donde antes «Yo, mi vida, mi viaje, mi desarrollo como persona» solo tenía cabida un rato un sábado de tanto en cuanto, comencé a vivirme las 24 horas del día en mi proceso. Hiciera lo que hiciera, todo era vivido desde el filtro de mi propio viaje. Y así comencé una andadura personal en el que TODO estaba al servicio de mi experimentación, crecimiento, desarrollo y aprendizaje. Y sabía que no estaba sola. YO me tenía a mí misma. Tenía el apoyo de mi familia (con quien me siento profundamente amada y respetada). Tenía a mi hijo que me daba tierra y sostén en mi determinación. Tenía a mis compañeras de viaje (y las que estaban por llegar). Y sobre todo, sentía que tenía una función que cumplir y en aquel entonces necesitaba descubrir cuál.

Entonces seguía sin ver «QUÉ», imaginando que había un único «QUÉ» esperándome. Hoy entiendo que hay múltiples «QUÉS» potenciales alineados al viaje de cada persona, y que el «QUÉ» es la excusa para transitar el VIAJE de transitarNOS. De forma orgánica personas a mi alrededor comenzaron a pedirme servicios de Marketing y acompañamiento de Negocio ya que era lo más tangible que tenía para ofrecer entonces. (Gracias Gabriela por ser la primera y permitirme experimentar y experimentarME).  Y comencé mi andadura como profesional independiente sabiendo que era UN PASO que me llevaría a otro PASO, y que solo en ACCIÓN, y transitando el VIAJE «ELLO me encontraría». Así que desplegué la CAJA DE HERRAMIENTAS con la que contaba y me puse a ello. En apenas 3 meses ya estaba estable y entré en una etapa en la que por un lado iba dando mis pasos desprendiéndome de CAPAS DE CEBOLLA, experimentando e integrando aprendizajes en mí misma transitando LAS CURVAS que iban surgiendo mientras se dibujaba el camino. Todas y cada una de las barreras que acompaño a transitar las conozco bien «levanto la manita». Vaya sí la conozco. Sé lo que es estar a un lado y al otro de la barrera. Pero sobre todo tengo la información grabada en el cuerpo de haber transitado «esas barreras». Paralelamente en las sesiones comencé a PERMITIRME y ATREVERME cada vez más, a atender a las personas y negocios que acompañaba DESDE lo que «veía» con una perspectiva más amplia. Había PREGUNTAS FUNDAMENTALES que para mí eran obvias pero parecía que no tanto para l@s demás. Veía las dificultades personales, veía las limitaciones, miedos, bloqueos. Pero lo que más veía era el POTENCIAL, las CAPACIDADES, las ASPIRACIONES de las personas, los momentos en los que unos ojos se iluminaban y gritaban «eso, eso es lo que quiero!!!!!!!»… Podía ver todo aquello en las personas aun cuando ellas mismas no eran capaces de verlo en sí. Y empecé a trabajar como espejo a acompañar a que las personas se vieran y reconocieran ellas mismas en todo aquello que simplemente estaba en ellas y les pertenecía, ampliando la propia mirada sobre ellas mismas y desarrollando CONFIANZA y AUTOVALORACIÓN.  Mis sesiones de acompañamiento comenzaron a ser más amplias, abarcativas, profundas y una metodología comenzó a surgir del viaje. El abordaje de «lo que hago» no es solo atender «también» a la persona, sino que TODO nace de la persona, es DESDE la persona, siendo LA PERSONA EPICENTRO FUNDAMENTAL. Además el enfoque que aplicamos al VIAJE de transitar el SUEÑO son NUEVOS PATRONES que rompen las viejas estructuras de funcionamiento. Por eso siempre digo que «esto es para valientes».

Me gusta expresar que «no tengo clientes» sino PARTICIPAD@S, ya que cada interacción implica una doble dirección en la que amb@s nos retroalimentamos de lo que se genera. Y es que cada persona a la que acompaño me aporta inmensamente porque de cada sesión emerge información invaluable también para mí misma y mi propio proceso. «Tod@s tenemos algo que dar y algo que recibir de las demás piezas de puzle«. Acompañar a las personas a que pongan más WOW!!! en sus vidas y en sus negocios es un WOW!!!! a lo grande para mí. ¡¡¡¡Vaya si yo también recibo!!!!

Durante un largo tiempo transité en LA CUEVA mi propio proceso de indagación, exploración y experimentación en las sesiones con negocios y personas. Todo estaba unido, todo estaba conectado. Hasta que llegó el momento y ya estaba lista para salir al exterior. De LA CUEVA no te sacan, tienes que salir tú mism@. (Gracias Corinne por hacer «toc-toc» desde fuera de LA CUEVA). Ello me abrió un universo de experimentación dentro del ámbito COlaborativo y COopetivo en el que la COlaboración no es solo  un «CÓMO lo hacemos» sino el «QUÉ hacemos en sí mismo». Algo apasionante y necesario de transitar para traer nuevas formas de funcionar y nuevas realidades a manifestar en coherencia fondo y forma.

Y en el VIAJE siguieron apareciendo las personas adecuadas para reforzar y asentar cada PASO DENTRO que consecuentemente tendría su PASO EN CORRELACIÓN FUERA. (Gracias Inma por aparecer en mi vida y constatar desde tu ámbito de acción lo que ya intuía pero necesitaba anclar fuertemente en mí).

Hoy acompaño desde el bagaje y experiencia integrados en mi propio tránsito en el que por supuestísimo sigo inmersa, entendiendo que es en sí mismo EL VIAJE de toda una vida. Me encanta la diversificación, la necesito. Trabajar en directo con las personas, profesionales y negocios y a la vez realizar múltiples colaboraciones uniendo fuerzas, y creando propuestas más ricas me apasiona. No es solo QUÉ HACEMOS, sino DESDE DÓNDE y PARA QUÉ. Y por supuesto sin perder de vista el CÓMO  •  ¡¡Disfrutando a lo grande!! Gracias a todas las personas que han confiado en mí para acompañarlas en su VIAJE aunque sea tocándolas en un pedazo de trayecto, y GRACIAS a todas las INMENSAS MUJERES que me acompañan y aparecen como champiñones en mi transitar

Es maravilloso cuando echando la vista atrás haciendo retrospectiva todo cobra sentido. Todo el VIAJE transitado hasta la fecha fue necesario para ser hoy la que soy y poder acompañar a las personas desde ese entendimiento, y experiencia integrados. RESIGNIFICAMOS lo vivido con un agradecimiento inmenso a cada momento, a cada CURVA recorrida convirtiéndose en algo INMENSO y BELLO.

Acompañar a las personas en sus procesos bajo NUEVOS PATRONES de funcionar es hoy mi foco principal de acción. Al hacerlo, simplemente emerge de mí un «saber y entendimiento» que luego aplico a mi propio tránsito experiencial. Una aventura apasionante en la que la CONFIANZA, la DETERMINACIÓN, el alinearme cada vez más a lo que amo hacer transitando mis propias limitaciones y quererme cada vez más, me permite descubrir y poner a funcionar en mí NUEVOS POTENCIALES. Un viaje apasionante en el que cuanto más ME PERMITO manifestarme «DE DENTRO A FUERA» más MAGIA se manifiesta a mi alrededor a todos los niveles incorporando cada vez más COMPAÑERAS DE VIAJE con las que transitar. Un viaje en el que un PASO LLEVA A OTRO PASO, UNA PUERTA ABRE OTRA PUERTA, un viaje en el que ELLO se sigue manifestando y no puedo más que agradecer cada paso del camino por difícil que fuera ya que siento la grandeza de que simplemente «HOY ESTOY DONDE TENGO QUE ESTAR». Y ESO es, en ESENCIA, lo que siento más valioso que humildemente tengo para APORTAR.

Hoy entiendo que la verdadera FORTALEZA es abrazar tu VULNERABILIDAD, y no como simples palabras dichas en voz alta sino como todo un proceso transitado e integrado en cada célula del cuerpo.

Gracias Aida por compartir conmigo tu visión antes de comenzar MI VIAJE. Esa visión me ha acompañado durante todo el camino y sigue haciéndolo a cada PASO. Hoy siete años después puedo decir que es una realidad manifestada. y sigo inmersa en el VIAJE,  transitándoME transitando EL GRAN SUEÑO.